CAMBIO CLIMÁTICO EN EL SECTOR AGRARIO

El cambio climático hace que aumenten los riesgos ligados al clima ya existentes y se generen nuevos riesgos para los sistemas naturales y humanos.  De esta manera, los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, las sequías prolongadas, las heladas tardías, las lluvias torrenciales o la presencia de granizo, serán cada vez más recurrentes.

 

 

El impacto que causan los efectos de la crisis climática sobre las explotaciones agrícolas y ganaderas es de magnitud variable, pues depende de la situación geográfica de la parcela y tipo de cultivo.

 

Por ello, se prevé que los sistemas agroganaderos vean comprometida su rentabilidad económica debido a una disminución en los rendimientos, a un aumento de las plagas y enfermedades, tanto en cultivos como en animales, así como a una alteración de calidad en las producciones, etc. Todo ello, como consecuencia directa de la, más que presumible previsión, de alteración de las precipitaciones y aumento de la temperatura. 

 

Según los recientes informes de la Comisión Europea, la pluviosidad en la Península Ibérica puede descender en un futuro hasta un 40% respecto a los niveles actuales. Si no se toman medidas, los rendimientos de las cosechas pueden caer hasta un 30% a largo plazo, creando posibles riesgos de oferta de alimentos. Es decir, estaremos ante un escenario en el que los sistemas de cultivo y animales serán mucho más vulnerables.

 

 

Por ello, es fundamental trabajar en aumentar nuestra capacidad de adaptación y resiliencia en las explotaciones agrarias, con el fin de minimizar los efectos negativos de la crisis climática. 

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